Hacía mucho tiempo que una semana como la que acaba de pasar no daba para tanto en España. Y no exclusivamente desde el punto de vista estrictamente político, que se llevó la palma, sino además por las frases que sirvieron para llenar de lenguaje todo lo ocurrido. Bueno, de lenguaje y de algunas zafiedades que han servido para volver a retratar a sus autores. Es indiscutible que el alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, batió todos los registros al revelar al mundo entero lo que le sugiere la nueva ministra de Sanidad e Igualdad, Leire Pajín. No es la primera vez que este cacho de carne piadosamente bautizado demuestra el escaso respeto que tiene por sus adversarios políticos y por las mujeres. A la que fuera su oponente socialista en 2007, Soraya Rodríguez, dedicó unas nada educadas coplillas para llamarla mentirosa por proponer la instalación de un tranvía en la ciudad. Ginecóloco de profesión, León de la Riva es el alcalde mejor pagado de España, aún después de la rebaja de sueldos generalizada, 93.000 euros al año, odia a los homosexuales y a los que se atrevan a toserle. De él nada dice Rajoy porque quizás, como apuntilló Rubalcaba en su primera rueda de prensa como portavoz, “hay algo en la genética del PP que rechina un poco”. Y entramos en la segundita.