No cejan en su empeño los integrantes del trío de la Gran Marisma en implicar en su tinglado al meyor número de personas, animales y cosas, de modo que parezca normal lo que la ley terminará por parar en cualquier momento. Ocurrirá, entonces, que una paralización legal y/o ministerial y/o europea, sonará a contranatura por la cantidad de lealtades inquebrantables que esperan conseguir de aquí a allá. Este viernes le tocó a la comisión portuaria de la Confederación Canaria de Empresarios, a la que convocaron con el muy loable e inocente objetivo de pronunciarse acerca del “desarrollo sostenible del puerto” (y olé). Comprenderán que bajo tan sugestivo punto del orden del día -único- lo que se escondía era el istmo, también conocido desde ahora como la Gran Marisma, por aquello de los terrenos pantanosos que la rodean.