Otra cosa es el triunfalismo de Mauricio: habla del turismo como si lo conociese, y retrata un paraíso real . Vamos a ver, don José Carlos: un recepcionista con veinte años de antigüedad gana 800 euros al mes, menos que en Madrid, menos, desde luego mucho menos, que en Irlanda. Y, encima, está amenazado con el paro. Por eso echamos de menos una mínima referencia al estado actual del negocio turístico en lo que se refiere a expectativas de los trabajadores. Quizá sea porque Mauricio habla poco con los recepcionistas. Es dato probado que en los hoteles de Dunas, de Anfi o de Lopesan, donde tanto se alojó, nunca pasó por caja ni trató con el servicio.