Ramírez ya lo intentó el martes pasado con los ex gerentes deportivos, pero su intento de invitarles a almorzar en las instalaciones de Seguridad Integral Canaria salió rana por a) andaba la cosa todavía muy caliente después de que el perito concursal Luis Fernando Cabrera arreara contra sus bienes y derechos por rajarse como Jalisco, y b) Germán Suárez, el mayor interesado en que sus ex socios se pongan al día de lo que hay y debe haber, se encontraba enfermo. Aún así, a pesar de lo pachucho que estaba el hombre de Astican, supo ponerse desde el martes al frente del cotarro y tirar de teléfono para intentar hacer entrar en razón a sus ex socios de Gerencia Deportiva. Que sí, que ya no existe, que está disuelta, pero donde hubo -y mucho- siempre queda. Germán no escatima esfuerzos para cumplir con su palabra de ayudar en la salvación de la UD pero, lógicamente, no quiere quedarse solo apechugando como el tonto de la película. Ese papel, ya se sabe, se lo habían reservado entre políticos y empresarios a García Navarro y, miren por donde, fue el más listo de la clase al ponerse en manos de la Justicia.