Además de estas consideraciones muy solemnes que les hemos colocado en primera instancia, la parte puramente política de la intervención de Jorge Rodríguez en el Parlamento regional merece comentario aparte. Hay que tener una cara fría y alicatada hasta el techo, como es el caso, para poder sostener sin sonrojo en la tribuna de oradores de un Parlamento que los Presupuestos Generales del Estado para 2013 son “los mejores posibles para Canarias” por ser “realistas, austeros y eminentemente sociales”. Desconocemos a estas alturas si en los prontuarios del PP han conseguido superar los efectos de la lobotomía hasta el punto de lograr torcer en el cerebro de sus destinatarios conceptos tan claros como “eminentemente” y “social”. Porque mira que se puede defender la austeridad de esos presupuestos, por mucho que pueda parecer un error esa tendencia compulsiva al recorte, pero llamarlos “eminentemente sociales” requiere cuanto menos una visita al psicoterapeuta. Pero cuando los portavoces peperos alcanzan el clímax de lo grotesco es cuando hablan, como hizo ayer Jorge Rodríguez, de “un Gobierno que dice la verdad”, afirmación que generalmente acompañan de referencias más o menos afortunadas a la herencia recibida. Diez meses después de Gobierno del Partido Popular parece haber quedado suficientemente acreditado que no dice la verdad ni en sueños y que el cuento de la herencia va camino de ser una auténtica pendejada. Pero que todas estas invocaciones a la verdad, a la austeridad y al buen gobierno las pronuncie Jorge Rodríguez compromete seriamente cualquier intento de mejorar la imagen de las instituciones y de los políticos que las pueblan.