Tienen sobrados referentes los dirigentes y empleados el PP canario para convertirse en auténticos especialistas del espionaje. Lo que se está descubriendo en la Comunidad de Madrid sobrepasa todos los límites del comportamiento democrático para adentrarse patéticamente en el submundo del más rancio espionaje de folletín. Aquí, en Canarias, el jefe de prensa de Soria, Juan Santana, fue descubierto en una ocasión espiando a dirigentes críticos del partido apostado tras una palmera del parque de San Telmo. Desde entonces lo bautizamos como picudo azul, por razones que no se esconden a nuestros inteligentes lectores. A su imagen y semejanza, el jefe de prensa del PP de Santa Cruz de Tenerife fue descubierto este martes dejando accidentalmente una grabadora en la mesa donde el PSOE celebraba una rueda de prensa. Se trata de un acto público, lo que equivale a que nada de lo que allí se dijo tiene carácter confidencial, pero sí lo tiene lo que quedó registrado en ese aparato del PP los minutos previos a la convocatoria y los que transcurrieron tras el término oficial de la misma. Porque el artilugio estaba grabando en todo momento.