El auto del juez Puebla muestra a las claras lo mucho que se está aburriendo este funcionario adscrito a la Consejería de Educación que se resiste el hombre a volver al pizarrín. Por hacer, hasta mandó a su señora esposa a llamar a la secretaria del director general de Deportes para afearle que le hayan quitado la comisión de servicios en ese puesto de asesor que le alejaba del curro en las aulas. Ahora, en un nuevo intento por enrocarse, Benítez ha empezado a tramitar la documentación pertinente para conseguir la invalidez. En el fondo, cabría desearle mucha suerte para que su desgracia no sea la de los alumnos que le pudieran tocar en el caso de tener que volver a la docencia. Salvo que existan puestos subalternos que el hombre pueda cubrir sin menoscabo de su dignidad. Por supuesto.