Hay varios motivos para reprocharle a José Manuel Soria este viaje. El primero es el de la evidente falta de competencia del ministro en estas lides. Por muy canario que sea o por muy de Turismo que sea, no es el responsable de la extinción de incendios, ni del medio ambiente? Y si es por canario, más le valdría defender los intereses turísticos, energéticos e industriales de su tierra de una manera más creíble de la que ha manifestado hasta ahora. Estamos, por lo tanto, ante un viaje claramente oportunista, propagandístico, que responde a la bajísima nota que los españoles otorgan al ministro en todas las encuestas, precisamente por su pésima gestión en asuntos tan delicados como los que son de su directa competencia. Unamos a la incompetencia del individuo en cuestión la inoportunidad de un gasto que no era en absoluto necesario por responder, como ha quedado dicho, a un mero ejercicio propagandístico. No vamos a ser nosotros quienes fijemos el coste de un viaje en Falcon de la Fuerza Aérea Española. Dejemos ese privilegio, esa tarea tan delicada, a expertos como los periodistas del diario La Razón, que en 2010, con motivo de una avalancha de críticas al Gobierno de Zapatero, cifraron el coste por hora de vuelo en estos aparatos en 5.000 euros. Si tenemos en cuenta que volar de Madrid a Tenerife y regresar comporta unas cinco horas de viaje, las cuentas están claras: 25.000 euros de coste, a los que hay que añadir dietas de la tripulación y escoltas (con sus correspondientes rebajas ministeriales) y otros gastos y suplidos. Pongamos que La Razón exageró en su día para mortificar al Gobierno socialista, y reduzcamos estos cálculos a la mitad, 12.500 euros. Sigue siendo una cantidad intolerable, de 500 euros más de lo que gana al año un funcionario de los que se van a librar de que le sustraigan la paga de Navidad. Con la que está cayendo, parece un capricho soriano bastante impresentable.