Entonces encargaron a los técnicos nuevos informes de viabilidad de un AVE que se empingara lo justo para no salirse de la isla a la altura del Faro de Maspalomas, que parara un poco en Telde, otro poco en el aeropuerto de Gando, nada apenas en Vecindario, y luego, rianga, todo tieso hasta las dunas. Los técnicos fliparon en colores porque los informes que manejaban hasta entonces eran para implantar un tren ligero, que ya tenía su guasa también. Meses más tarde a alguien se le ocurrió desfacer el entuerto, y poco a poco, a la chita callando, han vuelto a hablar de ligerezas y mucho menos de empingaderas tales. Y Paco Cascos a punto de perder la dentadura. ¿Cómo nos iba a respetar con este paisanaje que nos representa? Ya les contaremos lo otro, lo de Alstom, que tiene también su con qué.