Juan Domínguez replica en Facebook

No tardó Juan Domínguez, vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria y skinhead en sus años mozos, en anunciar que actuará judicialmente contra CANARIAS AHORA en defensa de su honor y de su buen nombre. No parece que le haya hecho muy feliz lo que publicábamos ayer en esta misma sección sobre su pasado violento, su abigarrada biografía sindicalista y partidista y su pertenencia, también accidentada, a la masonería. Cuando en Twitter anunció sus querellas le ofrecimos que ejerciera el derecho de rectificación y que, en todo caso, se pague los abogados de su bolsillo, no del dinero público. Pero lo que hizo fue escribir en Facebook un texto que vamos a reproducir a modo de versión del interesado. Para respetar su integridad hemos mantenido incluso las faltas de ortografía:

“Hoy he vuelto a ser protagonista de un titular en un medio digital que, desde mi irrupción en la vida pública no ha cejado, casi diariamente, de dedicarme una entrega de su particular novela negra de la política canaria, supongo, que por corresponderme el mérito de no haber dado el Gobierno del Cabildo de Gran Canaria al partido con el que el director de este medio simpatiza. Y como quiera que en mi labor diaria no deben haber encontrado algo mejor con lo que azuzarme, se han puesto a buscar en mi juventud algo con lo que poder dañar mi imagen pública, y lo han pretendido encontrar en mi adolescencia, de la que con gran profusión, como si del descubrimiento de algún delito se tratara, han destacado mi etapa como componente de una banda de punk-rock, eso sí, añadiéndole elementos escabrozos (sic) relacionados con pretendidos episodios de violencia o ideologías neonazis que son absolutamente falsos. Quienes me conocen saben que, efectivamente, en mi adolescencia formé parte de grupos musicales que en Canarias emulaban la estética y las formas de las tribus urbanas que por entonces se prodigaban en la denominada ”movida madrileña“. Que tiempos aquellos!! (sic) Eran los tiempos en que hasta el alcalde Enrique Tierno Galván se sentía cautivado por aquellos aires de desenfrenada libertad. Las ”pintas“ se convirtieron en un modo de llamar la atención y formar parte de algún grupo. Siniestros, heavys, rockeros y punkys, se entremezclaban y competían, en una especie de militancia que no contradecía la amistad que unía a todos que, a la postre! (sic) compartíamos los mismos templos de la música alternativa de esta ciudad. En ellos, las verdaderas y únicas ”palizas“ nos las dábamos entre nosotros mismos con aquel salvaje baile llamado ”pogo“. Yo era, en esa época, un adolescente de entre 15 y 18 años. Quienes me conocen saben también que, a partir de esa edad, desde que tengo 18 años, he sido un trabajador imparable, que a los 21 años ya era funcionario del Estado, que fui durante varios años representante de los trabajadores, que estudié mi carrera al mismo tiempo que crié (sic) a mis dos hijos, hoy dos universitarios, los cuales ya tenía con tan sólo 25 años, junto a mi esposa, otra trabajadora hecha a sí misma con quien acabo d cumplir veinte años de matrimonio. Por eso puedo honrarme legítimamente de ser un ciudadano íntegro y honesto que puede aspirar, sin ninguna vergüena (sic) que ocultar, a que se le juzgue por su trabajo en el cargo público que obstenta (sic), independientemente de que alguien, interesadamente pretenda, cogiendo deslabazados (sic) retazos de mi vida personal, tergiversar y desprestigiar mi imagen”.