Son de esas sorpresas que aguardan a uno detrás de cada esquina. Habrá quien piense que no resulta compatible, al menos en el plano de las ideas, ser el catedrático más joven de España y al tiempo brillar cuando de caricaturizar a sus compañeros (amigos y enemigos) de hemiciclo se trata. Lo de brillar no es porque seamos doctos en la materia más allá del simple me gusta no me gusta. Viene al caso porque una importante editorial se ha fijado en el resultado de la obra de López Aguilar y le ha propuesto hacer un libro que contenga las caricaturas de aquéllos con los que comparte profesión (que lo es a juzgar por el apego que algunos tienen a un puestito). Con esto pasa como con todo lo que queda en manos de uno solo y ande el humor de por medio: los hay que esperan ansiosos el resultado con el sano propósito de reírse y tampoco faltan los que, esclavos de algún complejo, anda ya a la defensiva. Dicen que a Aznar lo clava (sin clavos).