Se consumó el pacto de gobierno en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y los más radicales pesimistas y los agoreros de la debacle del PSOE tinerfeño se pellizcan ante la evidencia. Gobernará José Manuel Bermúdez, que para eso sacó nueve concejales, y pasará a la oposición el PP, que para eso sacó otros nueve. Pero los socialistas han cumplido con su compromiso de respaldar al candidato de CC a cambio de tomar posesión de áreas muy sensibles y muy estratégicas de la gobernanza de la capital tinerfeña. Ni en los mejores sueños se pudo imaginar nadie del PSOE tinerfeño que, con la que está cayendo y tras la crisis de las gestoras, pudiera alcanzarse la capacidad de poder suficiente como para modificar el polémico Plan General, sacar del limbo del fuera de ordenación a miles de familias chicharreras, reclamar la devolución de los más de 50 millones de euros del pelotazo de Las Teresitas y derribar el ilegal mamotreto de esa playa para acometer una ordenación razonable y acorde con la legalidad vigente. Con ese acuerdo en la mano, el candidato socialista a la alcaldía, Julio Pérez, ha recuperado la calma y el juicio, que estuvo a punto de perderlos en un momento muy sutil y muy determinado en que llegó a creerse los cantos de sirena que lo colocaban incluso como alcalde de Santa Cruz.