El regreso del Foro Empresarial encierra otros muchos efectos colaterales, dicho sea sin animus belli, aunque se aproxime la cosa. Ya les contamos cómo el núcleo empresarial, agrupado alrededor de Aevic, ya le había dado un par de avisos hace unas semanas. Por si había alguna duda, este miércoles volvieron a apretarle las tuercas con todo el cariño que ese núcleo es capaz de apretar tuercas. Ya saben. La literalidad de las expresiones no las vamos a publicar, pero imaginen que la cosa fue, más o menos, de clara y firme amenaza de expulsión si no se ejecutan exactamente las instrucciones pactadas con Rivero y el Foro, es decir, repliegue absoluto a la Cámara de Comercio. Pero es que, además, ese repliegue tiene condiciones específicas. A saber, dejar trabajar como profesional que es a Luis Padrón, director de la Cámara; recuperar y reponer los honores a Sergio Galván; recomponer todo aquello que, en plan elefante plateado en cacharrería, se han cargado en esa Corporación, con especial atención a todas las decisiones presidencialistas particularmente impugnables ante las instancias correspondientes. La tensión de la reunión alcanzó momentos realmente culminantes que acabaron con el desparramamiento de lágrimas plateadas.