No ha esperado mucho José Manuel Soria para anunciar al mundo lo que veníamos barruntando aquí: que se enroca en el Cabildo grancanario para, desde allí, lanzar el grito de guerra de defensa de Gran Canaria, pisoteada por Zapatero y por Adán Martín-Mauricio, y no siempre por ese orden. Este jueves, cinco días después de que el PP fuera amablemente invitado a abandonar el Gobierno, Soria ha hecho una remodelación del suyo que, al decir de la nota de prensa, tiene algunas claves de primera lectura. Falta conocer bien la remodelación total, y sobre todo, quiénes entrarán en las áreas de cargos de confianza, gerencia y demás puestos de libre designación. Las claves primarias, como les decíamos, consisten en un fortalecimiento claro de las dos personas de la máxima confianza de Soria, su inseparable Larry Álvarez, chico para todo, y la cerebral y eficiente Rosa Rodríguez, encargada de los trabajos de categoría.