Ángel Llanos, primer teniente de alcalde de Santa Cruz de Tenerife y ambicioso dirigente del PP en esa isla, es un político pretendidamente moderno, impostado, inmaduro, impertinente y descaradamente oportunista. Dedica la mitad de su tiempo a ganar votos al precio que sea, y la otra mitad a moverle la silla a la presidenta insular de su partido, Cristina Tavío. Está pasando de ser un hombre con mucho mérito, de extracción humilde, al hazmerreir de una sociedad que no soporta que sus dirigentes sean tan horteras. ¿O sí? Bueno. La última incorporación a su currículo político ha sido la adquisición por 25.000 euros de los derechos de una canción supuestamente carnavalera para convertirlo en himno del Carnaval de Santa Cruz y “evitar que se chotee”. Hoy sabemos que la canción es un plagio y que, de haber sido choteada, la ha choteado él solito al pasarla de canción carnavalera a noticia de portada.