Se ha puesto de moda esto de exponer en plaza pública el patrimonio de los señalados por enriquecimiento meteórico. Lo tuvo que hacer José Bono en Madrid tras unas puñeteras insinuaciones del PP y lo ha hecho este viernes en Lanzarote el marido de Isabel Déniz al leer que su esposa había acumulado un patrimonio superior de tres millones de euros, según la investigación judicial. Pero a diferencia de Bono, José Domingo Abreut no ha mostrado declaraciones de la renta o títulos de propiedad, sino un comunicado en el que también ha avisado a los medios de comunicación con grandes males bíblicos si seguimos por ese camino. Abreut asegura que el patrimonio no es exclusivo de su esposa, que algo habrá tenido que ver él porque ambos se gobiernan en sociedad de gananciales desde hace treinta años. Según el esposo de la ex alcaldesa, esa sociedad tiene la casa familiar de Playa Honda, un apartamento en Famara, una casa en Los Valles, un apartamento en Las Palmas de Gran Canaria y un yate, pagado todo bien con créditos hipotecarios o bien con operaciones ventajosas de compra-venta. Y ello gracias a las retribuciones de Déniz y las suyas propias de él, “que no son precisamente despreciables”. ¿Y no decían que el yate lo regaló un empresario? Dice Abreut que no, que lo compró tras vender uno anterior “a buen precio”. De momento nada se ha dicho de un apartamento en Nueva York, muy cacareado en los bares por algunos de los que lo ganan muy bien.