Les durará semanas el susto en el cuerpo a los pasajeros del vuelo Iberia 801 que este miércoles por la tarde-noche pretendían viajar a Madrid. La noticia la tienen explicada -con el detalle que se puede alcanzar cuando se habla de estos asuntos- en la sección correspondiente. Pero lo llamativo del asunto, además del hecho mismo de que alguien haya dado un aviso de bomba, es la flema del comandante del aparato y la muy especializada psicología de los chaquetas rojas de Iberia en el aeropuerto de Gran Canaria. El comandante habló de pérdida de aceite en un motor, lo que recomendaba dar la vuelta sin sospecha de ningún tipo. Las chaquetas rojas contaron la verdad y, al ser preguntadas por los pasajeros por la versión del comandante, respondieron como mandan los cánones eclesiásticos: “Era una mentira piadosa, no iba a decirles que había una bomba”. Razones de peso.