No ha habido manera de reintegrar a su plaza de inspector jefe al flamante nuevo subdelegado del Gobierno en Las Palmas, Luis Molina, que tiene su puesto reservado en el Cuerpo Superior de Policía por las correspondientes oposiciones y concurso de méritos. Molina se resiste a regresar a su casa madre, quizas convencido de que para los puestos de mayor calado existen muchos candidatos y otros tantos responsables políticos con derecho de tanteo y retracto. El nuevo subdelegado aceptó ese puesto consciente de que aún no es su momento para ser jefe superior de Policía de Canarias, un nombramiento que entraña golosos derechos, como vivienda en la planta 11 de la Supercomisaría e invitaciones a todos los saraos que se programan a este lado del río Pecos. Ha habido algunos movimientos para tratar de copar la plaza que en estos momentos ocupa un profesional discreto y trabajador, Javier Márquez, pero la superioridad parece estar satishecha con su trabajo, lo que de momento supone una leve resistencia al ascenso del comisario Ignacio Badenas, en la actualidad jefe del Cuerpo General de la Policía Canaria, una plantilla más destinada a la cuchufleta que a cubrir los heroicos servicios que José Miguel Ruano soñó.