Que no falte de ná. Si Luis Soria, consejero de Industria, va camino de los anales con sus adjudicaciones a dedo y sus pagos intergalácticos a Telefónica, la consejera de Empleo, Águeda Montelongo, ha recuperado el pulso a su tradicional conflictividad diseñando un reparto de dinero de los cursos de empleo que manda las peras a la plaza. La consejera no quiere que ningún compañero de gabinete le arrebate en los últimos momentos de presencia pepera en el Gobierno ni una pizca de protagonismo, de ahí que permita que se filtre con toda transparencia (el verbo de moda en el PP desde que lo jurara Acebes por la cobertura de su móvil) el listado de beneficiarios y sus correspondientes disparates. Soria ha tratado de lanzar un último guiño a ATI ordenando a Montelongo que deje contento a Pedro Luis Cobiella, presidente de Ashotel, y a otros influyentes tinerfeños, como la familia Bacallado. Quién iba a decir a muchas de estas personas tan señeras que harían negocio con la formación de las clases populares.