Islas Airwais no parece pretender bajar la guardia ni rendirse. Su presidente ya ha dicho que se rearmará para volver a volar sus aviones en unos pocos meses. Sabe que hay hueco de sobra para otra compañía de vuelos regionales porque llegó a la rentabilidad al alcanzar unos niveles de ocupación que superaban el 70%. Y en el 7, ese número cabalístico, parecen estar muchos misterios de esta trama aérea. Porque 70 millones es el cálculo que se hace del dinero adicional que se embolsará a partir de ahora Binter cada año si consigue quedarse en solitario en el mercado. Cantidad que se nutre de lo que retirará de comisiones a las agencias de viaje, la exclusión de billetes en oferta hasta alcanzar el precio máximo autorizado y el natural incremento de pasajeros producto de la exclusividad. Ese es el objetivo, se quejan desde Islas, dejar a Binter en solitario y dar un golpe certero en la línea de flotación del empresario Miguel Concepción, al que atribuyen amistad íntima con Paulino Rivero. Y todo lo que en estos momentos suene a Paulino Rivero es casus belli por parte de José Manuel Soria. En el entorno de la compañía de Concepción sueltan sin recato dos nombres de personas que creen haber desempeñado un papel mortífero para la compañía: Abelardo Martínez, ex ejecutivo de Dragados hasta que estalló el caso Faycán, luego de Islas y ahora en similares funciones en Binter, y Luis Soria, al que todos atribuyen un contrato como lobby en favor de la compañía verde a través de su empresa de consultoría Invertia Soluciones. Desde Binter, vaya por delante, niegan tal vinculación.