Aunque les parezca increíble, todavía anda José Manuel Soria por esos juzgados tratando de afear a este periódico su postura en aquel apestoso asunto del caso Isolux, ya saben, la adjudicación de unos módulos de desalación que hizo Pepa Luzardo en agosto de 2003, recién incorporada a la poltrona máxima del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Se nos querelló el ex vicepresidente del Gobierno porque no le gustó que lo vinculáramos con aquel concurso, que convocó siendo alcalde, y que ha supuesto para la ciudad un importante quebrando económico, como todo lo que tocó este sujeto durante su etapa municipal. Como recordarán nuestros lectores, fuimos absueltos porque logramos demostrar que Soria presionó para que todo el pastel se tapara, lo que evidenciaba que mentía cuando decía que nada tuvo que ver con el caso Isolux. Pues bien, indignado por nuestra absolución (no le impusieron las costas porque la fiscalía pidió que se nos condenara) el presidente del PP se nos querelló por llevar testigo falso a juicio y, a ese testigo concreto, por falso testimonio. Hace meses que la parte que nos afectaba quedó archivada, pero la fiscalía ha seguido insistiendo en nuestro testigo, lo que no ha sido obstáculo para que el juez, en un auto del pasado día 8, haya vuelto a archivar una causa que tiene a Soria encabronado en grado sumo. Ahora está todo en manos de la Audiencia Provincial porque su excelencia tiene sus perretas.