¡Ay, Pepa, Pepa! La ex alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria ha decidido enfrascarse en una cruzada contra los directivos de la empresa mixta de aguas Emalsa, y aprovechar que las cañerías pasan por toda la ciudad, incluidos los bajos del hotel Metropole, para dar un meneíto al grupo de gobierno, mayormente socialista. Su última hazaña ha sido meter un escrito por el Registro General del Ayuntamiento incluyendo las actas de reuniones del consejo de administración de la compañía, lo que ha llamado poderosamente la atención de los teóricos de la Ley de Sociedades Anónimas. Intenta la líder de la oposición demostrar que en esa empresa se adjudican obras a dedo y a los socios que la conforman, lo cual debe ser un escándalo moral y político para cualquier militante canario del PP, sumidos como andan todos en un continuo ejercicio espiritual. Pero la noticia de Pepa y Emalsa, de Emalsa y Pepa, la hemos encontrado en nuestros muy puñeteros archivos, cuando buceamos en las obras que la empresa tuvo que hacer en Triana Alta, más concretamente en la calle Real del Castillo, donde vivía su señora madre de ella.