En Presidencia sabían, por ejemplo, que Willy García se trajinaba con los de Mckenzie Muzic ese famoso contrato de 1,2 millones para un programa y medio, y no les gustaba la forma de andar que tenía la perrita. Pero la mosca se tornó indignación cuando el asunto saltó a los medios informativos a través de este periódico. Encima, el PSOE ya ha pedido que el director general de Radiotelevisión Canaria comparezca en la comisión de control, lo que contribuirá a mayor escarnio público. Esperemos que nadie le pregunte a Willy García si conoce con exactitud por qué sus amigos pusieron a la productora ese extraño nombre de McKenzie, que más suena a novela del oeste que a empresa radicada en Santa Úrsula. Lo peor es que él lo sabe todo.