Desde Londres, donde ha estado con motivo de la World Travel Market, hemos escuchado los lamentos de nuestro admirado Paquirrín González, quien en estricta e íntima confesión con una colega alcaldesa, reconoció que le preocupaba enormemente tener de contrincante electoral a su ex concejala Onalia Bueno. Sabe González que su Onalia es capaz de cualquier cosa por un puñado de votos. De hecho está imputada en Góndola por presunto delito electoral, precisamente por acopiar sufragios de manera muy poco ortodoxa en la campaña de 2003, lo que contribuyó sin duda a preparar la mayoría absoluta de la que hoy goza Paquirrín. Y sabe también ese pedazo de alcalde que con sus recursos, la Bueno podría obtener al menos un acta de concejal con la que inclinar la balanza de la gobernabilidad moganera. Con sus recursos y con la manita que pueda echar desde fuera otro ilustre imputado en la operación Góndola, el empresario sureño Santiago Santana Cazorla, que tiene puestos sus ojos de hábil negociador en el concurso del agua de abasto y en el Plan General del municipio. Santana Cazorla es persona de mucha ascendencia sobre Paquirrín y sobre Onalia, y habrá de ser él el que, llegado el momento procesal oportuno, los vuelva a poner en relación, de modo que no puedan interferir en un futurible gobierno municipal los concejales que obtenga Nueva Canarias-CCN o el PSC. De momento, estaremos atentos a la fastuosa presentación de candidatura que programa Onalia Bueno en un lujoso hotel de la zona turística moganera.