Sabemos que este sábado se celebraron fastuosos actos en la capital del occidente canario por el veinte cumpleaños del Estatuto de Autonomía. El hecho es que tenemos tanto que contarles sobre esa gloriosa jornada, que trabajo y tiempo nos ha llevado ordenarlo todo para dárselo menudito. Vamos al golpito porque no queremos dejarnos detalle y ya les avisamos que hemos optado por el formato novela por entregas. Vamos a empezar por el principio, ese besamanos en el que el presidente del Parlamento, José Miguel Bravo de Laguna, saludó uno a uno a todos los que se iban dejando caer con cuentagotas por la santacrucera calle de Teobaldo Power. Y lo hacía (saludar) con ese gesto a lo Adolfo Suárez, de arriba hacia abajo. Estaba exultante. Sabía que la convocatoria había sido un éxito. Logró reunir a la elite de las tres fases en que se divide la política democrática canaria: del 15 de junio de 1977 al 10 de agosto de 1982, desde esa fecha hasta la traición de Hermoso a Saavedra y desde ahí a nuestros días; dejando claro que los hay que están estando mandando, huronenado o medrando a lo largo de las tres mencionadas etapas.