Desconocemos a día de hoy el punto exacto en que se encuentra la instrucción del caso Doramas, en el que se encuentran imputados Guillermo Reyes, José Luis Mena y Gilberto Ramírez. Lo ha venido instruyendo una juez muy conocida del líder de AFV-Ciuca, María de los Ángeles Zabala. Lo que sí estamos en condiciones de asegurarles es que los imputados y/o detenidos, actuaron siempre con mucha prudencia telefónica. El caso se judicializó en mayo de 2006, y desde ese preciso instante los sospechosos evitaban al máximo el uso de teléfonos, tanto móviles como fijos. Preferían las reuniones presenciales, especialmente por la tarde en los locales de Ciuca. Para entenderse entre ellos empleaban un lenguaje previamente pactado y denonimaban a los personajes con sobrenombres tan sonoros como Pinga-burro o Pipi Calzaslargas; a los asuntos a resolver los bautizaban con nombres como la gallina o el croquis, y a los dineros a abonar por el natural y lógico encarecimiento de las cosas lo llamaban “la plusvalía”, ¿cómo si no? Los más respetables y rectos empresarios que ustedes se puedan imaginar acabaron pasando por donde tenían que pasar. Y algunos acusando a los periodistas de “sinvergüenzas” por habernos “inventado” cosas. Esas cosas están, folio tras folio, consignadas en un sumario judicial de ocho tomos, ocho.