Lo primero que hará el alcalde Zerolo este viernes será justificar la convocatoria exprés de este pleno relámpago. Viene en el propio decreto que se someterá a ratificación y que no tiene en cuenta ni por asomo una novedad indiscutible: la providencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias ordenando la ejecución de la sentencia. Es decir, que esta no sólo es firme, sino que ha de ejecutarse en los plazos y condiciones que exige la ley, es decir, cuanto antes. Pero da lo mismo. Este alcalde al que el TSJC esconde de las cámaras de los periodistas metiéndolo en la biblioteca el día que fue a declarar, ha convocado un pleno con urgencia, y al parecer con el asesoramiento externo de algún jurista que estuvo durante el Gobierno de Manuel Hermoso, porque le dijeron que se le iban los plazos para el recurso. Efectivamente, Zerolo está en el límite del plazo para cometer otro disparate. O en el límite del disparate mismo.