No puede de ninguna manera la señora Tavío sustraerse ni sustraer a su partido de las responsabilidades que también atribuye a otros con representación municipal en el asunto de Las Teresitas, porque su comportamiento en aquellos agitados días de principios de la centuria y en los sucesivos ha venido distando mucho de lo que equivaldría a alejarse del epicentro del escándalo de corrupción. Así, en 2003, siendo ya presidenta insular del PP tinerfeño, Cristina Tavío colocó de número cinco en la lista al Cabildo a la ex concejala María José Gutiérrez Pajarrón, que había votado a favor de la compra-venta de Las Teresitas a pesar de la expresa prohibición de los órganos directivos del partido. Casualmente, encabezaba aquella lista Benito Codina, el que hoy es mano derecha de Nacho González en el CCN, partido en trance de unirse en la salud y en la enfermedad al Partido Popular de Mariano Rajoy. Olvida la presidenta del PP que existen las hemerotecas y que en ellas las fechas y las circunstancias aparecen perfectamente datadas. Así, tenemos confirmado que siendo secretaria general del PP, con Guillermo Guigou de presidente, el comité de dirección del partido acordó en 2001 ordenar a sus concejales que se opusieran a la operación de Las Teresitas. Sin embargo, la única concejala que obedeció fue Maribel Oñate, miembro de la dirección insular del PP, que escapó de toda responsabilidad al no presentarse al pleno del Ayuntamiento acatando el consejo que le regaló Guillermo Guigou.