Antonio Marrero se ha dedicado, desde la Asamblea General hasta la fecha de este viernes, en que se constituyó el consejo de administración renovado, a decirle al mundo entero que no mirara para él, que estaba en funciones. No tomó una maldita decisión agarrándose a tal coyuntura, pero sin embargo, las fuerzas presentes en el consejo de administración de la entidad le acusaron este viernes abiertamente de haber utilizado su despacho de presidente, sus prerrogativas y el miedo escénico correspondiente, para convencer a los impositores de que debían respaldarle para, a su vez, respaldar las tesis de Mauricio y Soria. Y rián pa'l Puerto.