La manifestación de este miércoles de los 20 diputados del PP (faltaba Soria, que se había despedido el martes) respondía, según explicaron de aquella manera tan locuaz, a su deseo de mostrarse indignados con la cerrazón de CC y del PSOE de otorgar a los conservadores más plazas en el Consejo Consultivo y en la Audiencia de Cuentas que por proporcionalidad parlamentaria les corresponde. Como les hemos contado aquí, el PP insiste en tener el control del Consejo Consultivo de Canarias mediante la potestad para designar a más vocales de la cuenta. La maniobra tiene bastante de retorcida, propia de la casa soriana, y persigue claramente tener acogotado al Gobierno con informes preceptivos que no vinculantes sobre leyes o iniciativas que la mayoría pueda promover en sede parlamentaria. Así que como no dejaron al niño jugar de delantero centro, el niño decidió llevarse la pelota, ea, no juego. Y a la calle que se fueron los parlamentarios conservadores para no tener que votar en contra de Jerónimo Saavedra, que es a la postre lo que hicieron, porque el nuevo Diputado del Común salió elegido por 36 votos, dos abstenciones y la ausencia del PP. Nacho González, que está a no dejar caer la pelota al suelo para rematar a gol en las dos porterías del campo, se apresuró a asegurar urbi et orbi que sus dos votos fueron para el ex ministro, ex alcalde y ex presidente autonómico, al que solo ha puesto la condición irrenunciable de vivir en La Palma, sede de la institución. Como si toda Canarias ignorara que Saavedra tiene casa en Mazo.