El recurso de Francisco Cabrera va a dar para hablar mucho en la Judicatura, como está dando que hablar el auto conocido el viernes por el que quedaron temporalmente archivadas las mentiras de José Manuel Soria ante la comisión de investigación del escándalo eólico. El recurrente se queja de que se incumplan preceptos tan constitucionales como la separación entre una instrucción judicial y el enjuiciamiento del asunto en cuestión. Dice el recurso que la Sala hizo las dos cosas en una, cuando debió haber nombrado instructor, investigar aunque fuera un poquitín, y luego proceder al archivo o a la apertura de juicio oral, en el caso de encontrar indicios racionales de que Soria delinquió. Nos extraña que la Sala haya cometido tantos errores como se relatan en el recurso, porque ya pudo, en los ochenta días que se tomó para darle carpetazo al asunto, encontrar el camino más seguro para evitarse un paquete como el que parece que le viene encima.