Nunca podremos declararnos admiradores de Ángel Llanos, el inquieto y abrumador primer teniente de alcalde de Santa Cruz de Tenerife que acompañó a Zerolo un buen tramo del mandato durante el que se investigaba el caso Las Teresitas. Sus modales altaneros, su visión simplista de la realidad que le inculcaba José Manuel Soria y una desmedida ambición, nos hicieron recelar mucho de su comportamiento político. Ahora, en las calmadas aguas del retiro temporal, nos lo imaginamos haciendo el preceptivo propósito de la enmienda. Pero hay que reconocerle al puñetero Ángel Llanos don de la oportunidad y sentencias premonitorias. A finales de julio de 2009, cuando él y los demás concejales del PP abandonaron el grupo municipal de gobierno, pronunció la siguiente frase: “Ahora hay catorce concejales en el grupo de gobierno y trece en la oposición. Se han quedado los imputados y nos hemos marchado los honrados”. Pero dijo más: “El alcalde ha preferido anteponer sus intereses personales a los de Santa Cruz”, y la que para nosotros es la sentencia más inquietante pronunciada por alguien que lo veía todo desde dentro: “No quieren tener testigos”.Se refería Llanos a Zerolo y a Nacho González.