Una somera e iletrada lectura del recurso de los arquitectos contra la chapuza del istmo ya produce escalofríos porque demuestra que los abogados han tenido que basarse en informaciones de prensa para poder tomar la iniciativa ante la inexistencia tácita de un expediente administrativo del que quejarse. Después de haberlo solicitado por el conducto reglamentario a la Autoridad Portuaria de Las Palmas, que es donde tiene su sede este conchabo tripartito, vencióse el plazo sin que los arquitectos pudieran personarse en expediente alguno, dada la inexistencia de tal documento, imprescindible en cualquier Administración del mundo civilizado. Casualmente, un día antes de la interposición del recurso de reposición, el Colegio de Arquitectos recibió un escueto escrito de la Autoridad Portuaria informándole de que, producto de un acuerdo del consejo de administración de ese organismo, se había procedido a iniciar los trámites de un concurso restringido para el istmo de Santa Catalina. Una coña con pintas más que tercermundistas.