La cosa de meter con calzador a Silva en el pleno tiene su aquel. Nadie rechistará por algo tan lógico como rendir homenaje a los hijos del pueblo -de Arguineguín-, pero hasta que los limpios del PP y los revueltos de la oposición se pongan de acuerdo en darle a la manivela de la moción de censura que todos anhelan pero nadie se atreve, el relajo seguirá instalado en cómo el alcalde de tan potente municipio turístico se las gasta para gobernarse cada vez más solo. Y todo tiene su explicación: Silva no es un caso aislado de urgencia a golpe de oposición mediática (Dios nos libre y Góndola nos guarde). Este mismo martes hubo comisión informativa previa al pleno ordinario de este viernes, con sólo cinco puntos. Horas más tarde, la oposición recibió un orden del día -sin Silva, eh- sutilmente elaborado con nueve puntos, y así se repite cada dos meses, sin saber la gente ajena del grupo de gobierno a qué atenerse a la hora de votar. Para algo estará el reglamento, señor secretario.