Carmelo Rivero se ha convertido en el periodista omnipresente de la Televisión Canaria, entendiendo omnipresente como el niño en el bautizo, el muerto en el entierro y la novia en la boda. No hay especial, iniciativa novedosa o encargo de la dirección general que no lleve a continuación el careto de este prestigioso profesional tinerfeño, amigo de Willy García. Hace entrevistas a políticos en el Buenos Días Canarias, presenta -con trono incluido- el especial de los niños desaparecidos, se encarga del serial de los editores de los periódicos impresos, y hasta le reponen ahora su programa La Caverna, que parecía muerto y enterrado. Mientras, continúa habiendo periodistas vetados en la televisión pública.