Tenemos que otorgar a Ángel Sabroso, concejal de Policía de Las Palmas de Gran Canaria, el beneficio de la duda, por mucho que sus contrincantes políticos digan de él que es un lobo cubierto de piel de cordero. Su reacción al enterarse este viernes en el salón de plenos del Ayuntamiento de lo que habían hecho varios agentes de la Policía Local con directivos de la asociación de vecinos de Cruz de Piedra pareció sincera. No sabía nada, contestó a la concejala socialista Inmaculada Medina. Siempre según la versión de los vecinos y de concejales del PSC, esta semana hubo un gran revuelo en el local social de Cruz de Piedra al presentarse varios agentes de la Policía Local reclamando la identidad y representatividad de directivos de esa asociación vecinal, una vez algunos de ellos aparecieron en los periódicos impresos locales reclamando soluciones al abandono que padece el barrio desde que se produjo el relevo en el grupo de gobierno, en junio pasado. Los policías, de acuerdo con estas versiones, pidieron incluso la documentación del local, que no es ni siquiera municipal, sino del Gobierno de Canarias, por tratarse de una urbanización residencial autonómica. El miedo los ha paralizado y no se atreven a denunciar, de ahí que el concejal no supiera nada. Confiamos en su buen criterio y esperamos que se abra una investigación de inmediato.