El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Sal de Urdangarín sobre Zerolo
El destino es caprichoso, como el calendario por el que transita cada causa judicial. Muy poco después de que los españoles asistiéramos atónitos a la lapidación de Baltasar Garzón por un grupo organizado, descubrimos con la misma cara de pasmo que era posible meter en vereda penal nada menos que a un yerno del Rey, y con título nobiliario, para mayor escarnio y desconsideración. Acto seguido, los que creíamos que ningún otro juez o tribunal iban a atreverse con la corrupción del PP, el partido con más casos abiertos de manera simultánea, nos tropezamos con que le vuelven a abrir al ex tesorero Luis Bárcenas las causas que tan extrañamente le habían archivado en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Es el bálsamo Urdangarín, que nos ha aliviado a todos un poco el mal cuerpo que se nos quedó tras lo de Garzón. Puede haber cabronadas de libro, pero cuando las cabronadas se descubren, se revelan y se critican, el mal causado no se alivia, pero al menos damos una nueva oportunidad a la justicia.
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