Vaya con Javier Sánchez-Simón, el impulsivo presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, que acaba de llegar de Madrid, de verse con el director general de Puertos del Estado, Mariano Navas, y ha aparecido ante la prensa con el rabo torniao. Tal y como les anunciábamos ayer en esta misma sección, se ha dado de bruces con la dura realidad de un organismo que uno de sus antecesores, José Manuel Arnáiz, dejó con las patas para arriba por culpa de una gestión absolutamente inadmisible. Y se ha agarrado a esa situación económica calamitosa para pedir que el consejo de administración le otorgue plenos poderes para hacer y deshacer en el capítulo de yo contrato y ya veremos si te gusta o no lo que contrato. Lo mejor no es ese capricho sino la amenaza posterior: y si no me dan lo que pido, me chivo al Gobierno para que cambie el decreto de elección de los empresarios en el consejo de administración. ¿Consenso dijo?