Dos años después de ser detenido, el empresario grancanario Santiago Santana Cazorla sigue sin denunciar a la Policía por los supuestos malos tratos, detención ilegal, abusos deshonestos, violación de derechos fundamentales y toda la retahíla de posibles delitos que pudieran concurrir en su arresto. La defensa del empresario ha preferido tragarse sus veladas acusaciones y limitarse a dejar decir al empresario que unos mosqueteros aparecieron de detrás de una columna con unos luminosos de neón en los que se leía la frase “Policía, está usted detenido en nombre de la Ley”, con ochenta cámaras de televisión alrededor y muchos fotógrafos disparando sus flashes. Nadie ha encontrado esas imágenes ni el informe del forense en el que se relatan las torturas a las que fue sometido el empresario en los calabozos, ni aparecen en sus muñecas las marcas indelebles de los grilletes. Ha habido mucho ruido y ni una sola nuez, pero se han aprovechado del invento los de siempre, con la ayuda de los de siempre.