En los momentos más álgidos de la operación Gürtel, una fundación de derechas, el Centro Jurídico Tomás Moro, se las prometía muy felices con la querella que presentaba contra el secretario de Estado para la Unión Europea, Diego López Garrido. Desde ese momento ya les dijimos aquí que tal querella tenía muy poco recorrido porque, como ha venido a confirmar ahora el juez que la tramitó, no hay delito por ningún lado. Muy al contrario, en su auto de archivo, el juez Marcelino Sexmero propina un sonoro rapapolvo a la querellante, a la que condena a las costas y a la que acusa sin ambages de haber actuado con manifiesta temeridad, es decir, a sabiendas de que se querellaba sin argumentos por conocer que López Garrido ya había dimitido cuando concedió una subvención a la fundación de la que había sido patrono. Por lo tanto, a seguirlo intentando, porque lo que se buscaba era un imputado del Gobierno de Zapatero.