Las denuncias de Josefina Navarrete contra el Zorro Plateado son para tararí y no echar gota. La letrada ha tenido que denunciarle porque la situación llegó a ser absolutamente extrema el pasado 30 de agosto, cuando Suárez Gil se situó a muy pocos metros detrás de ella, sentado en el asiento del copiloto de un coche desde el que lanzó un saludo amenazante a su víctima. El dispositivo de alejamiento, sin embargo, había detectado minutos antes que el presunto agresor se alejaba de la zona, a donde había acudido la Policía alertada por el centro Cometa. Este centro es el que gestiona para la Policía los mecanismos electrónicos de seguimiento de agresores y víctimas de violencia machista, y en él constan atestados sobre el mal uso que Suárez Gil hace de la pulsera que lleva permanentemente pegada a uno de sus tobillos. Cometa ha enviado informes a la Policía indicando que el Zorro con su pulsera se aleja en ocasiones del dispositivo GPS emisor “más de los metros estipulados”, o permite que el mecanismo se quede sin batería, lo que lo inhabilita para su uso correcto. En otras ocasiones se acerca a sabiendas a las zonas habituales de su ex esposa y se esconde en sótanos o garajes de difícil geoposicionamiento. Se trata de trasgresiones recogidas en el auto de alejamiento que Suárez Gil incumple porque él es así y siempre ha sido así. A ver qué le dice la juez de Violencia, que ya se incorporó tras sus vacaciones.