No debe quejarse mucho el presidente del PP canario de la Audiencia Provincial de Las Palmas, y mucho menos de la sala que hace unos pocos días le archivó su última pendejada (por ahora). Porque esa misma sala y la misma ponente fueron las que le perdonaron las costas judiciales ( impuestas por el magistrado Javier García Sotoca) del caso Chalet, aquél en el que fueron absueltos los periodistas que le acusaron de vivir de gorra en una linda casita satauteña propiedad del mismo empresario al que iba a beneficiar en el concurso eólico de su hermano Luis Soria. El presidente del PP consiguió que a su favor se vulneraran derechos fundamentales con amplia jurisprudencia en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, porque ya tiene muchos trillos acusar en falso a dos periodistas, tenerlos tres años sufriendo una imputación con petición de cárcel y, encima, que sean los falazmente acusados los que tengan que pagarse sus abogados y sus procuradores. Pues bien, la misma sala le ha dicho a Soria que ya está bien de soplapolleces, que una cosa fue aquella tremenda injusticia y otra pretender empurar al mismo periodista, esta vez junto a un empresario, por no haber sabido perder como un ciudadano ejemplar el juicio del caso Isolux que perdió como un miserable mentiroso, que es lo que es este sujeto. No queremos reproducir aquí los improperios que el señor Soria anda lanzando contra esa magistrada y los miembros de la sala que lo han vuelto a poner en ridículo. Dice que va a recurrir lo irrecurrible, y que ya se enterarán algunos cuando Rajoy lo haga ministro. Si lo hace, añadimos nosotros no sin cierta retranca.