El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Soria desata pasiones (y una tormenta ciudadana)
Todavía resuena en los oídos de los miembros del Comité Ejecutivo Regional del PP de Canarias la voz atronadora del diputado Miguel Cabrera Pérez-Camacho: “Tus órdenes nos han llevado al abismo y por eso tienes que dimitir ya”. El destinatario de aquellas palabras era nada más y nada menos que el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, en aquellos instantes ejerciendo de presidente regional del Partido Popular canario. Fue una intervención dura la realizada por el parlamentario tinerfeño, desde la primera fila del público, a escasos dos metros de la mesa entarimada donde se encontraba Soria. Lo relatamos aquí con algunos detalles que nos ofrecieron testigos presenciales que reclamaron su anonimato. Días después se fue completando la crónica con otros sabrosos momentos de aquel discurso, como el que dedicó a los candidatos Manuel Domínguez (Cabildo de Tenerife), Cristina Tavío (Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife) o Mercedes Roldós (Cabildo de Gran Canaria). “El partido no ha opuesto rivales de peso para Carlos Alonso, José Manuel Bermúdez o Antonio Morales”, clamó en un momento de su intervención Pérez-Camacho, “y como no les hemos opuesto rivales de peso, hemos tenido este estrepitoso fracaso”, remató. A Pérez-Camacho le contestaron varios compañeros de Comité Ejecutivo, entre otros Asier Antona, secretario general, que llegó a desvelar ante ese órgano una conversación privada que había tenido semanas antes con el diputado protestante. Una conversación que se tornó discusión y que acabó con Pérez-Camacho colgando airadamente el teléfono. Días después, Antona explicó en Radio El Día el cabreo del diputado: “Dice eso porque no lo pusimos de candidato a Santa Cruz, que es lo que quería”. A Soria ya no le van a bastar las defensas heroicas de sus acólitos porque la que le están montando en una plataforma activista para que dimita va camino de ser histórica.
El martes, en Anticorrupción
Las estimaciones de Avaaz, que se como se llama esa plataforma que recaba firmas para exigir la dimisión de José Manuel Soria, son alcanzar antes del martes los 200.000 apoyos ciudadanos. En tan sólo 48 horas, desde que hizo suya la reclamación de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético y de la Fundación Renovables, Avazz logró la nada despreciable canditad de 85.000 firmas, es decir, a 3.000 por hora, lo que constituye un registro espectacular. ¿Y por qué elmartes?, se preguntarán nuestros curiosos lectores. Pues muy sencillo, porque el martes el día que esas dos entidades ha escogido para presentar ante la Fiscalía Anticorrupción su famosa denuncia contra Soria y otros altos cargos del Ministerio de Industria por el mangoneo que se trajeron todos ellos con al sablazo de 3.000 millones de euros a las renovables. Parece demostrado ya a estas alturas (y en gran medida lo ha tenido que reconocer incluso Soria) que ese recorte drástico, que acabó con miles de puestos de trabajo y con muchas empresas, se acordó al margen de lo que decían los dos estudios encargados a celebradas consultoras. Una de ellas se negó a ejecutar el contrato suscrito con Industria por sentirse presionada, y la otra llegó a hacer su dictamen, pero fue entregado al ministerio después de que éste tomara su drástica decisión. La denuncia, por lo tanto, será por prevaricación, delito consistente en tomar decisiones injustas a sabiendas.
La animadversión que despierta
Avaaz ha formulado su petición contra José Manuel Soria de una manera muy llamativa, con una etiqueta para redes sociales que dice #ElHachazodeSoria, con el añadido “¡Investigación y dimisión YA!”. La petición está dirigida a la Fiscalía Anticorrupción y al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. A la primera se le exige que actúe, y al segundo, que destituya al ministro de Industria por “el aniquilamiento de las energías renovables a favor de las grandes eléctricas”. La noche de este domingo se podía leer en la plataforma que “si en las próximas 48 horas desatamos una inesperada tormenta ciudadana, podemos sobrecalentar la atmósfera mediática y ayudar a que se inicien las acciones necesarias para esclarecer los hechos y depurar responsabilidades penales y políticas. También las del ministro Soria”. A las 21.00 horas del domingo ya se habían sobrepasado las 95.000 firmas, y aunque el siguiente objetivo fijado era 100.000, es más que probable que el martes se doble esa cifra. El recorte a las renovables y el desprecio por las energías limpias está en la motivación de muchas de las personas que piden la dimisión del ministro, pero su talante, descrito por sus propios compañeros de partido como “prepotente y soberbio”, puede estar contribuyendo a los espectaculares resultados de esta petición de Avaaz.
Alguien trabajó el sábado
La concejala de Cultura de Las Palmas de Gran Canaria, María Isabel García Bolta, no quiso explicar a este periódico la posición del grupo en funciones del Ayuntamiento ante la petición vía judicial de los vecinos de la calle Simón Bolívar de 63.000 euros por molestias del Carnaval de la ciudad. Nos contestó de un modo absolutamente inaceptable: “Ahora no puedo porque ya estoy fuera del Ayuntamiento; llámeme el lunes”, vino a decirle a nuestro compañero Iago Otero. Sólo pretendíamos recabar la versión municipal, como es nuestra obligación, pero ante tan extravagante salida de tono optamos por contar lo que sabíamos. La concejala no contestó, pero alguien tuvo que levantarse temprano el sábado, a la vista de lo que publicamos nosotros primero y Canarias7 después a dar una explicación. Y la explicación no ha podido ser más patética: el Ayuntamiento preguntará a los vecinos cómo se justifica esa cantidad tan alta, que ya ha pasado a no ser calderilla para el alcalde en funciones. Se lo podemos explicar nosotros si quiere, porque lo dice claramente el acuerdo que el Ayuntamiento alcanzó con los vecinos bolivarianos: Juanjo, nos pagas la asistencia letrada de todos estos años, nos pagas la limpieza del portal después de cada noche sandunguera y nos pagas el alojamiento alternativo por el que cada vecino quiera optar para escapar de las verbenas carnavaleras. Si el Ayuntamiento no estimó cuánto podía costarle la fiesta es que estamos, una vez más, ante un comportamiento irresponsable. Se trataba de salir del paso, de desbloquear una situación complicada forzada judicialmente por los vecinos (si no llega a firmarse ese acuerdo no podían celebrarse los mogollones), y de mentir a la ciudadanía con una declaración tontita: “Nos costará calderilla”. Entre estos 63.000 euros y los 150.000 que ha costado cancelar el musical Evita, las parrandas del señor Cardona nos están costando un Potosí. Y la yema del otro.
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