Es absolutamente llamativa la chulería de José Manuel Soria reclamando, miren ustedes qué cosas, “un careo” con el policía que elaboró el informe que fue presentado a la juez Margarita Varona sobre las numerosas cuentas corrientes del matrimonio formado por el imputado José Manuel Soria y la procuradora de los tribunales María del Carmen Benítez. Dice el vicepresidente del Gobierno que con ese careo pretende enseñar al inspector correspondiente cómo debió haber actuado al tropezarse con la tremenda e histórica responsabilidad de repasar sus cuentas, las de un personaje que se creía intocable y ungido por la divinidad para hacer lo que le saliera de los cachivaches sin oposición alguna. Para empezar, no fueron uno sino dos los inspectores del Cuerpo Nacional de Policía (los profesionales con los números 81.330 y 85.513) los que estudiaron durante mucho tiempo las cuentas del matrimonio Soria-Benítez, para acabar elaborando un informe de 45 páginas que está firmado también por el jefe de la Brigada de la Policía Judicial, al que pertenece la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal. Dicho sea con perdón y con el debido respeto.