No cabía esperar nada nuevo bajo el sol de la intervención de José Manuel Soria este lunes en 59 Segundos, de Televisión Española en Canarias. Los que lo conocemos de sobra sabemos que controla perfectamente la puesta en escena, cada pregunta, cada respuesta, cada palabra, cada muletilla... Sabemos que no contesta a nada que no le convenga, por mucho que se le formule por activa o por pasiva, y que es perfectamente capaz de mentir en cada afirmación, haciendo de la más tajante la más falaz. Por eso había que sentarse con la misma incredulidad de siempre ante el televisor y esperar que los seis periodistas invitados consiguieran sacarle alguna novedad. Y lo consiguieron. El presidente del PP canario está verdaderamente tocado, fatigado de tantas y tantas piruetas, de tantos saltos mortales que terminan dejándolo en el mismo sitio. Por eso cuando la directora de La Provincia, Teresa Cárdenes, le preguntó al final del programa si se había planteado dejarlo todo, afloró de repente un Soria sin escudos, inerme, que sin perder la compostura dejó abierta una rendija a tal posibilidad.