El Gobierno de España puede presumir de ejercer un férreo control de la información, está claro. Pero es evidente que hay cosas que no se pueden tapar por mucho tiempo, sobre todo cuando hay tanta gente de por medio. Así que empezaron los cálculos: número de personas que debieron intervenir en la acción asesina, logística empleada, metodología, coordinación... Alguien chisma que han llamado a un grupo israelí especialista en “identificación de cadáveres”, que también lo será en terroristas suicidas. Y ETA sin rechistar, hasta que se dice que lo ha hecho a través de una televisión sueca para decir que nada tienen que ver con el asunto. La Bolsa de Nueva York cae, Bush tarda diez horas en salir, desaparecen las referencias a ETA de las televisiones. Pero nadie da una confirmación oficial para que los españoles se vayan a la cama en la creencia de que es la banda terrorista y piensen sólo en la solución española a la medida. Muy medido, como siempre.