Lo que estamos leyendo sobre el sumario de Las Teresitas desde luego refleja un comportamiento político repugnante y un interés exactamente igual a cero por la defensa de lo público. Zerolo consiguió expulsar en 2009 al PP y acometer el resto del mandato con los concejales del CCN y de Ciudadanos de Santa Cruz. Como recordarán, en el primer grupo estaba Ignacio González, que asumió nada menos que la concejalía de Asuntos Sociales, desplazando para ello nada menos que a Ángela Mena, la esposa de Paulino Rivero. De inmediato se sustituyeron los golpes de efecto mediáticos de Ángel Llanos por los más populistas del líder del CCN y los grandes fastos por la declaración de “emergencia social” para la ciudad. Todo menos reclamar al padre y al compadre del padre de Nacho González que, en ejecución de una sentencia del Supremo, devolvieran a la ciudad los 53 millones cobrados por la venta de un inservible frente de playa en Las Teresitas. Todo menos dimitir, dejar la ciudad en manos de gente honrada y responder ante la justicia. Sabedores de que se les investigaba por esos episodios presuntamente corruptos, los imputados en cuestión se permitían incluso de presumir en público del uso de teléfonos teóricamente inviolables. En concreto, Zerolo hablaba a su círculo más cercano de que su móvil procedía de Canadá y que era imposible intervenirlo policialmente. La policía le pinchó el español hasta 2007 en que resultó aforado y lo hizo por sendas órdenes de dos juezas que lo investigaban por cohecho.