Pero el cabreo de María Eugenia Márquez y su hipercreación no viene de esa parte rosa del Interreg, sino del constatado hecho de que al Cabildo de Gran Canaria sólo le fueron aprobados dos proyectos, y encima con recorte presupuestario, mientras que al Cabildo de Tenerife les aprobaron seis, repetimos, seis proyectos con perritas de la Unión. Todavía anda buscando a Adán para regalarle un cuadrito. Mientras, en una cuestión de esta envergadura donde de lo que se trata es de desarrollar proyectos de cooperación internacional entre distintas regiones de la Unión Europea desfavorecidas, e incluso con algunos países no comunitarios en desarrollo, se quedaron fuera de la convocatoria las fundaciones y ONG con experiencia en estos campos. A ver si nos terminamos enterando de las razones, porque nos han dicho que hay mucha tela marinera.