También declaró como testigo Guillermo Reyes, que ya saben que en todo momento ha tratado de descalificar la actuación de la Policía Local de un Ayuntamiento del que es concejal y del que llegó a ser incluso alcalde en funciones. Reyes fue requerido, entre otras cosas, para que explicara cómo es que recibió a la Policía un domingo a primeras horas engalanado hasta el techo, con terno, la cara lavá y recién peinado. Cuando se le preguntó concretamente cómo recibió a los agentes, Reyes tuvo una debilidad: “bailando una jota”, dijo. A la juez le faltó nada para comérselo y empaquetarlo por la vía de la derivación de testimonio. Una prueba más del respeto que este buen señor profesa por las instituciones del Estado de Derecho. Empezando por el Ayuntamiento del que cobra.