De acuerdo, es fácil caer en esto de los despojos, el pleito y los feos insularistas. Pero es lo que tenemos, y cuando nos enteramos de los disparates que se cometen en nombre de la ley de sedes o por no hacer bien las cosas, tenemos que contarlo todo. Este lunes hemos conocido una más del desastre que preside algunas de las actuaciones de este Gobierno de Canarias, concretamente de su Consejería de Educación. Un padre que acudió a solicitar el título de alemán de su hija a la Escuela de Idiomas de Guanarteme, en Las Palmas, se llevó la desagradable noticia de que el documento tarda en tramitarse entre nueve meses y un año. Los motivos que esgrimió la funcionaria fueron más llamativos todavía: es que esto se hace en Tenerife. Ah.